Opiniones
La activa Amazonía
Daniel Larrea A.

Las inundaciones y su aparente estrecha relación con las hidroeléctricas construidas cerca de la frontera boliviano-brasileña han puesto en evidencia la necesidad de enfrentar los problemas socioambientales de la Amazonía desde una perspectiva integral y transfronteriza.

No cabe duda de que las presiones y amenazas sobre la Amazonía de Bolivia y Brasil están asociadas a la formulación de políticas públicas para el acceso y control de los recursos naturales disponibles, la búsqueda de la especialización económica extractiva (agricultura de pequeña escala y la ganadería en pasto sembrado) y, en el caso de Bolivia, al “traslado” de la pobreza rural de la parte andina a las tierras bajas.

Si los comparamos con los del Brasil, los impactos de la ocupación de la Amazonía boliviana son recientes y en cierta forma “menores”. Basta con comparar la deforestación ocurrida entre 2000 y 2010 en el límite entre ambos países, sobre todo la frontera entre Pando, en Bolivia, y Acre, Amazonas y Rondônia, en Brasil. La línea fronteriza separa dos procesos de desarrollo semejantes en dos fases ontogénicas distintas. A este escenario se agregan las hidroeléctricas de Jirau (capacidad 3.750 MB y un área de inundación de 258 km2) y Santo Antônio (3.568 MB y un área de inundación de 271 km2), y las planificadas de Cachuela Esperanza (capacidad 800 MB y un área de inundación de 690 km2) y la binacional Bolivia-Brasil (capacidad 3.000 MB y un área de inundación de 258 km2) (http://dams-info.org/) que se suman a la visión de la Amazonía como fuente inagotable de recursos hídricos para la hidroelectricidad.

Bolivia y Brasil participan de la cuenca del río Madeira en cuyo interior existían, hasta 2010, 72 hidroeléctricas (38 en operación y 34 planificadas (www.raisg.socioambiental.org). Los impactos socioambientales de la construcción y funcionamiento de tales hidroeléctricas han sido subvalorados e incluso ignorados. Grave error si consideramos que ellas tienen la capacidad de disminuir la carga hidráulica de los ríos, reducir la diversidad biológica de los ríos y lagunas, contaminar las aguas y, por supuesto, favorecer las inundaciones. De hecho, se sabía que las represas brasileñas tendrían un efecto directo sobre las inundaciones en Bolivia (especialmente Jirau). No es de extrañar que los estudios para generar una línea de base que permita monitorear tales impactos no fueran realizados.

Las inundaciones sucedidas este año en el norte de Bolivia son probablemente consecuencia de las hidroeléctricas brasileñas; no obstante, no son la única causa, no podemos minimizar los altos niveles de precipitación ocurridos o la deforestación existente en las cabeceras de cuencas. Aun así, necesitamos de inmediato construir una agenda socioambiental con el Brasil enmarcada en un marco institucional e información técnico-científica sólida. Reconocer a las hidroeléctricas como parte activa de la Amazonía boliviana es el primer paso.

FUENTE: La Razón
FECHA: 26 de marzo de 2014

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